Bombardero no es una revista más. Es un grito en medio del silencio digital, una bengala encendida en el mar muerto de la cultura contemporánea.
Somos música y también somos política, estética y combate. Nacimos del asfalto, crecimos entre vinilos, puños y convicciones firmes. Hoy volvemos, rearmados desde la trinchera digital, para seguir haciendo lo que otros temen.

Bombardero navega entre dos grandes ejes la cultura skinhead y la tercera posición. No como folclor ni como cliché, sino como punto de destino.
Del primero, heredamos la lealtad, la calle, la música, el culto al estilo, la hermandad y el orgullo. Del segundo, recogemos el desprecio por el materialismo de izquierda y derecha, la verticalidad espiritual, el arraigo, la comunidad orgánica y la voluntad de trascender este presente degenerado.

Aquí no hay espacio para la neutralidad. Tampoco para la nostalgia estéril.

Somos una plataforma de guerra cultural, alojada en un rincón del ciberespacio, con la única intención de golpear fuerte, con contenido que valga la pena, con sentido, con propósito. No para todos, si no para los nuestros.

Desde esta base virtual levantaremos entrevistas con bandas que escuchamos, reseñas de discos que nacen y otros que se resisten al olvido, columnas que incomodan, biografías que nos recuerdan quiénes fuimos y qué debemos volver a ser. Y como buen navío rebelde, sus puertas están abiertas para toda alma firme que quiera abordar esta causa. ¡Volvimos! Y esta vez, no hay tregua.